Jorge era Maestro Mayor de Obras, hizo dos años de Arquitectura pero no terminó la carrera. Durante su juventud, trabajó en empresas constructoras, incluyendo IMPRESIT SIDECO. Cuando pasábamos por la esquina de la Avenida Leandro Alem que pueden ver en la foto, siempre me mostraba el Sheraton y me contaba que él había participado de la remodelación de uno de sus pisos. También me señalaba el edificio de color marrón/amarillo que está en el centro de la foto, y me decía que él había trabajado en la construcción del mismo.
Con el tiempo, comenzó a trabajar en la parte de ventas de Italavia (hoy «ELT – Italavia»), una empresa de iluminación fundada por Ramiro Prodan. Allí trabajó 25 años, hasta el día de su muerte, y conoció a algunas de las personas que más quiso.
Pero también trabajó para su familia. Los Miljiker podíamos comprar los departamentos más viejos y feos, total Jorge los refaccionaba por completo. Cuando íbamos a ver una casa, él golpeaba las paredes y se fijaba si se podían tirar, dónde estaban las cañerías de agua, de gas y de luz. Por qué se fijaba en todo esto: porque él podía convertir un mono – ambiente interno, en un luminoso 2 ambientes con cocina independiente. También podía construir un toilette en donde había un placard o reformar un viejo departamento dejándolo irreconocible.
Finalmente, desde que me decidí a estudiar dirección de cine, se convirtió en un silencioso productor cinematográfico. Trabajó conmigo no sólo durante mis rodajes sino también durante la difusión de mis trabajos. Con mi documental, «Los Fusiladitos», no sólo me acompañó a Festivales Internacionales de Cine, también se encargó de distribuirlo en los espacios INCAA del país y del exterior, de organizar la avant premiere y hasta de coordinar la gráfica para el estreno (afiches en vía pública y avisos en diarios).